Como su nombre indica, se trata del lomo del cerdo, rebozado con sal marina fina y pimienta negra y secado a una temperatura y humedad determinada que va de los 3 a los 4 meses, tal y como se elaboraba antiguamente en las masías de la zona. Este proceso de curación le proporciona un sabor muy natural y agradable, ideal para los paladares más gourmets, gracias a su fina textura.